Miércoles, pero sólo a medias

Hoy miércoles: toca madrugar un poco porque empiezo a las 8:00 con una clase “Expert” de Matemáticas para los del último año. Se trata de ampliar materia sobre el programa, como opción para algunos estudiantes que (huelga decirlo) están particularmente motivados con la materia. Hoy han trabajado sobre congruencias, pero me dice la profesora al cargo que han visto o van a ver números complejos, grafos o cadenas de Markov (entre otras cosas fuera de carta).
Vista desde el pabellón F. Lo de la derecha es la cantine. 

La otra clase: la otra clase del día es doble; dos horitas seguidas con el grupo de antepenúltimo año con el que tanto disfrutamos ayer en el último tramo. Hoy se ha portado algo mejor.


El pabellón F segundos después de las 12.

Medio día (sic): el miércoles en Francia sólo hay clase hasta mediodía(sic), así que a las doce y media me subo al coche y me voy a Cluny.


Cluny: cuando yo era mocito los libros de Historia lo dejaban claro: en Cluny en el siglo X empezaron los monjes en serio todo el tema de ser monjes. Durante unos dos siglos los monjes de Cluny fueron el referente hasta que empezaron a relajarse y la Orden del Císter les tomó la delantera. La que en su momento fue la mayor iglesia de la cristiandad fue destruida durante la Revolución Francesa, que no todo iba a ser guillotinar reyes.

De lo poco que dejaron en pie. Y no es pequeño.

La abadía era todo un complejo. Enorme, además.

Aún queda algo del enorme complejo que fue el monasterio y da gusto pasear por el pueblo (unos 5000 habitantes), que tiene algunas tiendas y algún sitio para comer muy apetecibles. La dueña del restorán tiene a bien advertirme: el steak tartare es carne cruda. Le agradezco efusivamente el aviso.

Frasca de agua en el restorán. Si conduzco, no bebo.

En la calle principal, una caseja cualquiera.

Librería y cafetería. Mola 7 moles.

Bajando la comida: después de Cluny me acerco a Solutré, por carreterines entre viñas (estoy en la Borgoña, que no se olvide) y atravesando algún pueblín. Solutré es un peñón que cuenta con un interesante yacimiento arqueológico (los cromagnones tenían querencia por la zona y por la carne de los caballos de la zona, al parecer) y un que además fue una importante base de la Resistencia durante la ocupación de Francia por los nazis. Cuando estuve  en mi anterior etapa subíamos a la cumbre de manera bastante directa por una trocha en la que era fácil despeñarte. Ahora hay un camino más largo (unos 800 metros desde la puerta del museo) y cómodo y, por supuesto, nada emocionante. Por suerte, las vistas siguen mereciendo la pena.


Vendimiar aquí no tiene mérito: buen tiempo y viña en espaldera. 
Seguro que tampoco tienen moscas.

Memoria engañosa: La primera vez que vine a Cluny no me emocionó nada. Sólo recordaba un par de calles bastante modernas y una torre al fondo. Creo que volvíamos de algún otro sitio y paramos a dejar a alguien que vivía allí. Yo esperaba otra cosa y me sentí bastante decepcionado. Hoy me ha encantado el pueblo y no me explico cómo no nos lo enseñaron bien en su día.

Lo de Solutré es el opuesto: ir hasta el peñón en bici desde Crêches, subir trochando de forma bastante inconsciente y esperar a la puesta de sol para ver cómo la zona se llenaba de las luces de los pueblos y casas me pareció algo maravilloso. Hoy sólo ha sido un buen paseo para disfrutar unas buenas vistas.


Las vistas desde lo alto. Alguna viñeja se ve.




Comentarios

  1. Qué bien relatas las sorpresas de la memoria, Antonio. Seguimos con interés tus impresiones.

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