Primer día en el lycée. Después fui a ver obras.

Hoy empieza el trabajo, que es a lo que he venido a hacer aquí.

Me he citado con mi correspondant en la puerta del edificio de administración. Ojo: el edificio de administración. Un único pabellón donde están las administrativas (no he visto ningún hombre), la secretaria de la proviseur y el despacho de la propia proviseur (Mme. Rochas, interina en el cargo). 

La entrada al complejo. Poca broma.


Presentación: Después de abonar por anticipado las comidas que pienso hacer en la cantina del centro (lo primero es lo primero) y de presentarme a la proviseur, vamos al edificio que alberga la sala de profesores (una sala grande y un par de salidas con sofás, cafetera, etc.) y lo que me dicen es el pasillo de lycée más largo de toda Francia: 300 metros. Como consuelo, los pasillos no son más anchos que los del Cervantes.

Ancho no es. Pero largo...

Campo de deportes: un rincón

¡A clase!: Y vamos al lío, a otro edificio diferente, esta vez sí, a observar cómo se trabaja en nuestra asignatura en otro sitio.

Lo primero de todo: recuerdo haber leído en algún sitio que era MUY IMPORTANTE que el color de nuestro mobiliario escolar fuera de color verde claro, porque el verde relaja y ayuda a la concentración, mientras que (por ejemplo) el rojo altera a los alumnos y el blanco cansa mucho la vista. Aquí una de las aulas:

Estressado y deslumbrado antes de empezar

Además de nuestro amigo el proyector y el trabajo con tableta desde la mesa del profesor, la eterna pizarra no podía faltar. PERO es pizarra blanca y Ophélie utiliza lapiceros de escritura en vidrio para niños (o eso he entendido yo), fácilmente borrables con un trapo húmero y más ecológicos.

Más nuevo quizás. Pero no necesariamente mejor (SÍ)

Las clases y los alumnos, en general, son muy similares a lo que hacemos y tenemos aquí: luego contaré (si se confirma los próximos días) ciertas sutiles diferencias no tan sutiles observadas en trato y comportamiento.


Intermedio: Después de unas sesiones, a comer: estamos en Europa y aquí la comida del mediodía se hace a mediodía. 

En primer plano, la piel del plátano que me he comido. Al fondo está la estrella.

Bien el servicio en la cantina del lycée (es un comedor en toda regla con gran variedad para elegir y oferta saludable) pero LO MEJOR ESTÁ EN EL RESERVADO DE LOS PROFESORES:

¡Vino de Borgoña de qualité para los profes!
Porque aquí se hace el déjeneur come il-faut



Y después de la comida, un ratito de asueto en una de las salitas para profes. Mi correspondant ha traído galletas con pepitas de chocolate (buenérrimas) para animar la sobremesa. Conozco a las profesoras de Español y unos cuantos compañeros más, antes de la última clase del día: sesión doble (dos horitas) con los alumnos de último año, que empiezan a familiarizarse con el cálculo de áreas AKA integral definida. Similitudes con nuestro día a día: estás explicando la integral de Riemmann y te saltan con que cuál es el área de un trapecio.


Mi jornada en el lycée termina hoy en este punto, pero después de pasar por la base, y a sugerencia involuntaria de mi compañero EJ&J, decido pasear por la ciudad (aprovechando que ha salido el sol y tenemos algo parecido a una tarde primaveral) para dar testimonio de algo que comenté ayer, aunque decepcionado porque me he perdido toda la acción.

Obras en el centro

Va a quedar chulérrimo

Con grúa y todo. No falta detalle.











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