Los martes en Mâcon se sale.

 Segundo día de trabajo en “la Fábrica” (AKA “l’Usine”).

Como mi correspondante tiene reducción de jornada por maternidad, hoy no viene en toda la mañana, así que me cuelo en la clase de su compañera Caroline. Toca hablar de vectores en R2 en un nivel correspondiente a 4ºESO. 

Dado que la clase es a las once y yo estoy casi en horario francés, me da tiempo a hacer un poquito de eso que hago yo en la intimidad.

Inspira... Espira...

Trabajo: lo de los vectores y eso. Todo bien. 

Aquí se come a las doce, así que voy a la cantina (oigan: la comida no está nada mal) a volver a encontrarme con una vieja amiga y a conocer a otros colegas. Para mi sorpresa, su conversación antes de que yo llegara giraba en torno a lo mal pagados que están, el excesivo número de alumnos por clase, la mala imagen social del profesorado… Les digo que en España eso no se da y que tales temas no forman parte de la conversación entre profesores: no me creen, claro. Yo tampoco.


Amiga que nunca falla.

Sobremesa: después de la comida, momento de asueto en la salita de los sofás. Ha venido una excompañera italofrancesa a saludar y ameniza bastante la conversación. Todos se sorprenden cuando les cuento lo bien que está la profesión en España.

La mitad del pasillo eterno que gana a todos los demás en Francia


Segundo tiempo: ya ha llegado mi correspondante. La clase de último año empieza con una exposición oral de unos cuantos chavales sobre tema libre (algo de preparar noséqué parte del examen de su selectividad). Uno habla de fútbol. Al terminar la clase me preguntan qué opino sobre los equipos españoles de ese “deporte”. Para mi sorpresa, consigo articular en lo que se asemeja al francés algo parecido a “son casi todos bandas de mercenarios que sólo sienten los colores del billete de 500€”. Me entienden.


Tenemos un hueco y aprovecho para llevar papeles a firmar a la proviseure. Se los dejo a su secretaria, que se encarga de esas cosas.


Por otro lado, una de las proviseures adjuntas quiere conocerme: es profesora de Español pero, por deferencia a mi correspondante, hablamos en francés: que a ver si potenciamos las relaciones entre centros y tal. (Yo digo: SÍ)


Terminamos la jornada: la última hora tampoco mola en Francia.


De vuelta a la base me detengo en una boulangerie, donde aprovechan el envoltorio de la baguette para invitarme a unirme a la Armée. 


No nos mires, únete.

Après: la compañera Marie-Louise (de apellido Canavate) además de profesora de Español trabaja como voluntaria en “La Cave à Musique” y nos invita a la sesión de esta tarde/noche. 

"La Cave à Musique" es una especie de fundación/asociación cultural/sitio molón donde organizan conciertos, actividades culturales y fabrican cerveza.

El sitio molón

¿He mencionado que fabrican cerveza?

Gran momento cena con la gente de por allí (el principal parecía TomKaKai: muy rico), y nada mal la actuación. Su cerveza muy buena también.

Hipsters del mundo, uníos

La entrada y el vaso

La carta de cervezas y el garçon. O viceversa.



Qué gran segundo día y sólo estamos a martes.



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